El secreto de una casa a prueba de virus es una vivienda concebida con criterios de biohabitabilidad. Más allá de los criterios de habitabilidad con los que estamos obligados a construir y que nos permiten establecer unos mínimos normativos, queremos construir con unos máximos: la casa BIOHABITABLE es la que favorece la vida, nos permite mantener nuestro sistema inmunitario en condiciones óptimas, nuestra capacidad de regeneración durante el sueño y ralentizar el envejecimiento.
Los últimos tiempos hemos oído hablar mucho de medidas para evitar contagios. Eso nos hacen pensar en asepsia y mascarillas, y hemos echado en falta medidas que hablen de cómo mejorar nuestro sistema inmunitario, nuestra capacidad para reaccionar ante los virus. La evolución del urbanismo y la vivienda a lo largo de los siglos es paralela a la de la salubridad y el higienismo. Sabemos, a través de la superación cíclica de las epidemias que han afectado a la población a lo largo de la historia, cómo debe ser una casa para afrontar la peste, el cólera, la viruela … o el coronavirus.
Repetidamente hemos olvidado lo que es más importante a la hora de conseguir una casa o una ciudad saludable anteponiendo otros intereses, que pueden ser lícitos, pero que nos hacen perder de vista que una vivienda debe ser ante todo un lugar saludable. Puede contribuir positiva o negativamente en el estado de nuestro sistema inmunitario, nuestra capacidad de curarnos y en definitiva nuestro bienestar.
Aspectos de una casa biohabitable
La vivienda es nuestra tercera piel, después de la ropa con que nos vestimos, y no nos debe proteger por ser un espacio aséptico, un quirófano. La vivienda debe ser un espacio BIOHABITABLE, que favorece la vida. Las principales estrategias a tener en cuenta:
Ventilación
La ventilación quizás es uno de los factores más determinantes a la hora de diseñar una vivienda saludable. Nos permite renovar el aire interior, evitar la acumulación de tóxicos de origen químico (fibras y partículas, COPs, COVs, CO2 y CO), físico (radiactividad, ionización del ambiente), biológico (bacterias y virus) y evitar la condensación del agua que puede dar lugar a la proliferación de hongos, mohos y levaduras.
En nuestro clima una buena ventilación natural nos permite tener una calidad de aire interior óptima durante buena parte del año. Esto lo obtenemos independientemente de la localización del edificio, pero durante los meses más fríos o más cálidos la ventilación mecánica con recuperación de calor es el único sistema que nos permite tener una buena calidad de aire interior de manera estable durante toda la jornada.
Soleamiento
El otro factor primordial en una casa biohabitable, que nos garantiza un hábitat saludable es el soleamiento. Ha sido reconocido desde hace siglos como factor higiénico determinante a la hora de contribuir a la salubridad de las ciudades y las viviendas.
De su efecto sobre nuestro organismo destacamos:
- mejora en la respuesta muscular
- mejora en la resistencia en pruebas de tolerancia
- disminución de la presión sanguínea
- incremento de la respuesta inmunológica
- reducción de la incidencia de infecciones respiratorias
- bajada del colesterol de la sangre
- incremento de la hemoglobina en la sangre
- mejora de la capacidad de trabajo cardiovascular
- estimula las terminaciones nerviosas
- mejora la respiración especialmente en asmáticos
- promueve la síntesis de vitamina D para calcificar huesos
Una vez establecida esta relación percibimos de manera inequívoca la importancia del soleamiento de las viviendas, más aún si queremos disfrutar de espacios BIOHABITABLES.
La elección de un buen lugar
El tercer factor y quizás el más olvidado actualmente a la hora de diseñar nuestros hogares es la elección del buen lugar para los espacios de larga estancia, donde trabajamos y especialmente donde dormimos.
Hay que entender la importancia de elegir correctamente el lugar donde ubicar las camas, ya que es el espacio donde nos reiniciamos y recuperamos cada día o donde deberíamos hacerlo. La calidad de este espacio nos ayudará a aumentar nuestra salud y la calidad de vida.
Hay que establecer, como objetivo prioritario del diseño de una vivienda saludable. Que el espacio donde duermen todos los habitantes del hogar tenga el mejor nivel de biohabitabilidad que podamos conseguir, para evitar la disminución de la capacidad regeneradora del sueño y el debilitamiento de nuestro sistema inmunitario que puedan tener como consecuencia la aparición de episodios de insomnio o problemas de salud recurrentes, derivados de la mala elección del lugar de descanso.
Otro capítulo sería el lugar de trabajo o estudio. Si lo tenemos ubicado dentro de la vivienda y pasamos muchas horas a la semana, también es importante tenerlo en cuenta a la hora de diseñar los espacios. Consiguiendo así brindarle un buen lugar, de manera que podamos evitar que su ubicación debilite nuestra salud.
Gracias a HEM | green & balanced architecture por la colaboración y la creación de este artículo.