Para conseguir consumos de energía casi nulo en las casas, los sistemas constructivos actuales hablan del concepto de hermeticidad. Seguro que habéis oído hablar de este concepto y de su importancia respecto la eficiencia energética, aunque parece que va en contra de nuestra cultura constructiva «mediterránea». Así pues, ¿realmente valen la pena las casas herméticas?
¿Qué es la hermeticidad?
Habéis notado alguna vez como entra el aire frío en casa por una ventana que no ajusta bien? Por las juntas de la casa, por debajo de la puerta o por los agujeros de ventilación del gas? ¿O incluso por los enchufes? ¿Habéis notado que cuesta mantener la temperatura de casa cuando hace mucho viento? ¿Os levantáis por la mañana y la casa está más fría de lo normal? Esto es el concepto de hermeticidad, o mejor dicho, la falta de hermeticidad. Todas estas deficiencias hace que sean viviendas sin confort ni calidad interior, teniendo sensaciones de frío en invierno y calor en verano.
Climatización de las casas en invierno
Si pensamos en un invierno cualquiera, pese a tener temperaturas exteriores a las noches inferiores a 5ºC, queremos mantener una temperatura de confort de 21ºC en el interior; cómo lo hacemos? En casas convencionales no herméticas, consumimos mucha energía para calentar el aire que nos entra de forma descontrolada a través de las deficiencias o patologías. Esto representa un incremento del coste energético de nuestra factura de suministros.
Climatización de las casas en verano
A veces se comenta que estamos en un país cálido y los sistemas «pasivos» no tienen tanto sentido, pero ¿qué pasa cuando en verano, con 35-40ºC en el exterior, queremos mantener los 24ºC en el interior? Si la casa no es hermética el aire infiltrado nos entra a 35-40ºC al mismo tiempo que se escapa el aire frío del interior, consumiendo mucha energía eléctrica para refrigerar el interior constantemente.
¿Qué pasa si hacemos una casa hermética?
En una casa totalmente hermética o con un índice de hermeticidad muy bajo no entra aire del exterior (infiltraciones no deseadas) y tampoco se escapa aire hacia el exterior, con el consecuente aumento de la concentración de CO2. Por lo tanto es necesario ventilar la casa (como hacemos de forma manual por las mañanas cuando abrimos las ventanas) a través de un sistema de ventilación mecánica con recuperación de calor. Con estos sistemas podemos estar en una casa hermética y con una calidad del aire interior idónea, mejorando nuestra calidad de vida y reduciendo muchísimo los consumos.
El ensayo Blower Door
Para medir la hermeticidad se hace con un ensayo que se llama Blower Door. Consiste en poner un ventilador, generalmente en la puerta de entrada de la vivienda, y se genera una presión positiva o negativa a unos 50 Pascales, pudiendo ver cómo entra o se escapa el aire por las ventanas, puertas, agujeros, juntas, etc… El ensayo nos da un valor que dice el número de renovaciones hora de aire (n50) a la presión de 50Pa. Cuanto más alto es el valor menos hermética es nuestra vivienda.
En las construcciones tradicionales donde no se ha tenido en cuenta este criterio de hermeticidad, los valores de n50 pueden estar entre 8-20 renovaciones. En el caso de las casas pasivas se intenta alcanzar un valor de n50 máximo de 0.6, pero hay que tener claro que con unos valores n50 de entre 1.0 a 1.5 los podemos considerar valores realmente buenos.
Una casa hermética y bien aislada es una casa confortable
La respuesta a la pregunta que nos hacíamos al principio del artículo es SÍ. Sí que interesa tener una casa hermética bien ventilada; tiene muchos beneficios ya sea a nivel de salud, confort interior y ahorro económico; si además la tenemos bien aislada siguiendo el estándar passivhaus, conseguimos una casa pasiva con consumo casi nulo.
¿Cómo tienes la hermeticidad de tu casa? ¿Te atreves a hacer el ensayo?
Gracias a Blower Test por la colaboración y la creación de este artículo.